Es tan cotidiana y visible la violencia de género que, el premio Nobel de la Paz ahora se reparte entre dos activistas que trabajan en la erradicación de la violencia en contra de las mujeres que además, se encuentran en situaciones muy vulnerables e idóneas para que se cometan en su contra, crímenes como abusos sexuales, violaciones y feminicidios. En México no tenemos guerra ahora, pero en nuestro país las mujeres no están seguras y tan sólo esta semana que ya termina, se encontró el cuerpo de una adolescente de 14 años, violada y asesinada por un par de hombres que eran hermanos. Otra chica fue encontrada muerta en una presa. Violar y tirar.
Uno de los ganadores del Nobel de este año es el médico congolés Denis Mukwege, quien fundó el hospital Panzi en el oriente del Congo, que ha atendido a decenas de miles de víctimas de guerra, violencia y conflictos que han azotado a su país desde hace más de 20 años. Mukwege cobró relevancia a nivel mundial cuando denunció ante la Organización de Naciones Unidas, los atropellos en contra de l@s congoleses y acusó al mundo de ver impávido esa matanza. Y decía bien: ya son muchos años de abuso, y los niñ@s y mujeres resultan los más vulnerables.
El crimen más atroz que ha denunciado Mukwege es la violación y la agresión sexual a las mujeres, como un arma de terror y miedo en contra de los congoleses. El colmo, en su testimonio, fue cuando contó que estaba “reparando” la genitalia destrozada de una mujer, por una violación, y a su vez ésta era hija producto de una violación. También ha visto casos en los que, tras los ataques sexuales, muchas quedan imposibilitadas para ejecutar el acto sexual en su vida. Destrozan a las mujeres para eliminar la reproductividad, pero también para mermar la moral de un pueblo, ya mucho tiempo en guerra y opresión.
El premio Nobel también es para la activista iraquí Nadia Murad, de la tribu yazidi, quien fue secuestrada y violada por parte de elementos de la milicia del Estado Islámico hace cuatro años, logrando escapar a Alemania, en donde se refugió.
Murad fue hecha una esclava sexual junto con otras mujeres de su pueblo, al norte de Irak. Seis hombres de su familia murieron en el ataque en donde fueron capturadas y vejadas, tratadas como mercancía durante meses, y por supuesto, violadas en grupo. Niñas y mujeres. La mayoría de los hombres y personas mayores fueron acribillados y los niños llevados a campos de entrenamiento militar.
El trabajo de Nadia tras escapar de este cautiverio, ha sido denunciar al mundo cómo niñas, muchachas y mujeres son raptadas, vendidas, compradas, detenidas y violadas en lo cotidiano y que no es visible esta atrocidad. En un acto cuasi milagroso, Murad escapó de su captor cuando éste la iba a vender como esclava. Ella, tras las violaciones y los abusos, tuvo la mejor de las suertes: no acabó muerta como muchos miembros de su familia, no la masacraron con violencia en los campamentos milicianos y no se suicidó como muchísimas mujeres y niñas que prefieren matarse antes de seguir siendo violadas por los milicianos, que las consideran inferiores por no compartir la religión musulmana. Es la yihad sexual, con la que estos personajes toman venganza contra quienes no profesan su culto.
Estos dos personajes que luchan en contra de la violencia de género, combaten a su vez las problemáticas urgentes en sus países en estado de guerra, de vulnerabilidad y de revictimización de los más débiles y desprotegidos, como niños, niñas, adolescentes, mujeres y personas mayores.
Esto no quiere decir que debemos ver la situación de de Irak y del Congo como algo lejano y horrible que aquí ni pasa: vivimos mucha violencia en contra de las mujeres, padecemos un enorme abuso de poder y lo más sorprendente, hay una enorme población masculina con nula conciencia humana sobre la vida de las mujeres. No es un problema de sólo una parte del planeta: en México también hay esclavas sexuales, venta de mujeres y niñas, violaciones en las calles y ataques sexuales en todo el territorio nacional. El Nobel de la violencia contra las mujeres este año, es parte de la visibilización de este mal.
¿Por qué las destrozan?: elia.martinez.rodarte@gmail.com